
Para el aspirante a propietario y constructor en Argentina, el primer gran paso es, sin duda, la adquisición del terreno. Lo que antes era un proceso lento y dependiente de la intuición o de escasos datos, hoy se potencia con inteligencia artificial (IA) y análisis de big data. Plataformas especializadas, alimentadas con información catastral, proyecciones demográficas y planes de desarrollo urbano, pueden sugerir ubicaciones óptimas, prediciendo el valor futuro del suelo y la conveniencia de servicios. La zonificación, antes un laberinto burocrático provincial y municipal, ahora se verifica en cuestión de segundos a través de portales gubernamentales digitalizados y aplicaciones que integran regulaciones urbanísticas en tiempo real. La revisión histórica se manifiesta aquí con la obsolescencia de los mapas de papel: drones equipados con tecnología LiDAR y cámaras multiespectrales realizan relevamientos topográficos y geotécnicos con una precisión milimétrica, revelando la composición del suelo, la presencia de napas freáticas o posibles anomalías que en el pasado requerían semanas de estudio de campo. Además, la seguridad jurídica se ha visto robustecida con el avance de la tecnología blockchain, permitiendo la verificación inmutable de títulos de propiedad y la ejecución de contratos inteligentes (smart contracts) que agilizan la fase de due diligence, eliminando intermediarios y reduciendo los riesgos de fraude en una región que siempre buscó mayor seguridad en estas transacciones.
Durante la ejecución, la implementación de sensores IoT (Internet de las Cosas) monitorea el progreso de la obra, la calidad del aire, la humedad y la seguridad en tiempo real. Drones autónomos realizan inspecciones diarias, identificando posibles desvíos del plan BIM y alertando sobre necesidades de mantenimiento o correcciones. Las proyecciones futuras vislumbran sitios de construcción con robots colaborativos realizando tareas repetitivas y peligrosas, liberando a los trabajadores humanos para labores de mayor valor agregado. La financiación, por su parte, ha encontrado nuevas vías en el fintech y la tokenización de activos inmobiliarios, ofreciendo alternativas a los esquemas bancarios tradicionales y democratizando el acceso a capital para proyectos de construcción. Desde Buenos Aires hasta la Patagonia, la adaptación de estas tecnologías varía, pero la tendencia es clara: una construcción más inteligente, más eficiente y más alineada con las expectativas de una sociedad digitalizada. En “Arquitecturar”, entendemos que el futuro ya está aquí, y construir desde cero hoy significa construir con la visión de mañana, aprovechando cada byte de información para edificar un hogar verdaderamente vanguardista.