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Miércoles, 29 de octubre 2025
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Circuitos Eficientes: La Economía Circular en Proyectos Estatales de Argentina

|Obra pública
Optimización de Recursos y Reducción de Costos en Infraestructura Pública: Una Hoja de Ruta para Contratistas y Gestores.
Circuitos Eficientes: La Economía Circular en Proyectos Estatales de Argentina
El tablero de control de las obras públicas en Argentina se reconfigura, priorizando no solo la eficiencia en la ejecución, sino también la perdurabilidad y el valor de cada recurso invertido. A medida que avanzamos en 2025, la presión sobre el gasto público y la necesidad de una gestión de recursos más astuta impulsan a la adopción de principios de economía circular en la planificación y ejecución de proyectos estatales. Esta transición no es meramente ambiental; es una estrategia logística y económica imperativa para el sector, prometiendo ahorros significativos y una mayor resiliencia operativa. Para los actores clave del rubro, desde el diseño hasta la construcción y el mantenimiento, comprender e integrar estos paradigmas circulares se ha vuelto una ventaja competitiva y una obligación funcional, delineando el futuro inmediato de la infraestructura nacional.
Circuitos Eficientes: La Economía Circular en Proyectos Estatales de Argentina
La implementación pragmática de la economía circular en obras públicas exige un cambio de mentalidad desde la génesis del proyecto. Logísticamente, esto implica reevaluar las cadenas de suministro y los procesos de gestión de residuos. El primer paso es el ‘Diseño para la Deconstrucción’ (DfD): planificar estructuras y sistemas que faciliten la recuperación de materiales al final de su vida útil. Esto se traduce en la elección de materiales modulares, uniones mecánicas reversibles y la documentación exhaustiva de componentes.

En la fase de ejecución, la optimización de recursos cobra protagonismo. Se estima que la incorporación de áridos reciclados (RAR) en proyectos viales podría generar un ahorro de hasta el 8% en costos de materiales, con una proyección de alcanzar el 15% de uso en obras de infraestructura urbana para 2026, según proyecciones del sector. La gestión de residuos de construcción y demolición (RCD) deja de ser una carga para convertirse en una fuente de valor. Estudios piloto en ciudades como Buenos Aires y Córdoba demuestran que la gestión eficiente de RCD puede reducir el volumen enviado a rellenos sanitarios en un 30% en obras de mediana escala, liberando recursos logísticos significativos y minimizando costos de disposición.

La Dirección Nacional de Vialidad y organismos provinciales están en proceso de actualizar sus pliegos de licitación, incorporando criterios de circularidad. Esto incluye la valoración de propuestas que contemplen el uso de materiales reciclados, la eficiencia energética en obra y planes de recuperación de recursos. El Ministerio de Obras Públicas, en conjunto con secretarías provinciales, proyecta para el bienio 2025-2026 un incremento del 20% en la demanda de insumos provenientes de procesos circulares en licitaciones de gran envergadura. Esto impulsa la necesidad de desarrollar un mercado robusto para materiales secundarios, requiriendo inversión en plantas de procesamiento y certificación de calidad.

Para los contratistas, la adaptación implica invertir en equipamiento de demolición selectiva, capacitar al personal en técnicas de separación en origen y establecer alianzas con centros de reciclaje. La trazabilidad de los materiales, desde su origen hasta su reintroducción en el ciclo productivo, se vuelve crucial. A corto plazo, si bien los costos iniciales de implementación de nuevas metodologías pueden percibirse como un desafío, los beneficios a mediano plazo en reducción de costos operativos, cumplimiento normativo y mejora de la imagen corporativa justifican la inversión. La logística inversa, es decir, el retorno de materiales al punto de origen o a plantas de reciclaje, será una capacidad indispensable para las empresas que busquen competir en este nuevo escenario de obra pública nacional.

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