Ciudades por Algoritmo: ¿El Salto Digital Es el Mejor Negocio o Una Apuesta Arriesgada?
Pero, ¿qué hay del otro lado de la moneda? La planificación tradicional, con todos sus defectos y su ritmo lento, al menos se basaba en la experiencia de campo, la consulta ciudadana y una comprensión más orgánica —aunque a menudo imperfecta— de la vida urbana. Ahora, se nos invita a ceder el timón a sistemas que, si bien son poderosos, dependen críticamente de la calidad, la neutralidad y la interpretación de los datos. ¿Estamos seguros de que los algoritmos no arrastran sesgos históricos? ¿Quién valida la pertinencia de la data que alimenta estas decisiones vitales para nuestras ciudades? Y, lo que es crucial desde el punto de vista del negocio: la inversión inicial en infraestructuras de recolección de datos, software especializado y el talento humano para gestionarlo, es colosal. ¿Realmente el retorno de esa inversión a largo plazo es tan claro y jugoso como lo pintan? O, por el contrario, ¿estamos creando una dependencia tecnológica con proveedores externos que podría estrangular los presupuestos municipales en el futuro? La apuesta es grande; se trata de discernir si la ‘inteligencia’ de nuestras ciudades futuras será un motor de progreso genuino y rentable, o si simplemente nos veremos atrapados en una costosa carrera armamentista digital, donde los mayores beneficiados no son los ciudadanos ni los emprendedores locales, sino los gigantes tecnológicos que venden la panacea.
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