Arquitecturar

Viernes, 14 de noviembre 2025
Cimientos Quebrados: La Alarma Social por la Educación Técnica Global
Tu Pozo Inteligente: Comprando un Departamento en 2025
Desafío Bajo Tierra: Menos Cruces, Más Seguridad Vial
Sorpresa en tu Hogar: Rescatar Muebles es el Gesto Más Rebelde del 2025
Silencio Constructivo: Acústica en Espacios Argentinos

Construcción Industrializada en Chile: Entre la Aspiración Global y la Cautela Local

|Tendencias
Analizamos los avances, tropiezos y casos concretos de la prefabricación, modularidad y ensamblaje en el sector edificador chileno, ponderando su verdadera eficacia y viabilidad.
Construcción Industrializada en Chile: Entre la Aspiración Global y la Cautela Local
Mientras la construcción global se acelera bajo el mantra de la industrialización, Chile avanza con paso medido y una buena dosis de escepticismo práctico. La promesa de mayor eficiencia, reducción de plazos y optimización de costos que acompaña a la construcción industrializada –entendida en sus diversas manifestaciones de prefabricación, modularidad y ensamblaje off-site– ha permeado el discurso del sector en los últimos años. Sin embargo, la brecha entre la retórica y la implementación efectiva en el panorama chileno sigue siendo un punto de análisis crucial. Desde la irrupción de metodologías como BIM hasta la promoción de la vivienda social modular hace apenas una década, el camino ha estado sembrado de expectativas elevadas y resultados heterogéneos.

A nivel mundial, la visión de fábricas produciendo componentes estructurales y unidades habitacionales completas es una realidad consolidada en mercados maduros. Países como Japón, donde aproximadamente el 15% de su edificación residencial utiliza técnicas modulares, o el Reino Unido, que ambiciona alcanzar un 20% de construcción off-site para 2030, demuestran un compromiso estatal y privado sustancial. En Estados Unidos, el mercado de construcción modular experimentó un crecimiento anual del 6.5% entre 2017 y 2022, evidenciando una curva de adopción ascendente impulsada por la escasez de mano de obra y la necesidad de eficiencia. Estas cifras contrastan con la realidad de muchas economías emergentes, donde la adopción se da de manera más fragmentada y con desafíos específicos de escala y adaptación.

Construcción Industrializada en Chile: Entre la Aspiración Global y la Cautela Local
En Chile, la aproximación ha sido notablemente más cautelosa. Si bien existen ejemplos de éxito, como proyectos de vivienda social en el sur del país que han empleado paneles prefabricados de madera para acelerar entregas, o ciertas instalaciones mineras y campamentos que tradicionalmente han recurrido a la modularidad por su capacidad de relocalización, la penetración en el mercado residencial masivo o en la edificación de altura sigue siendo marginal. Estimaciones de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) de 2023 sugerían que no más del 5% de las obras de edificación habitacional incorporaban grados significativos de industrialización, un porcentaje que, aunque en crecimiento, palidece frente a los referentes globales.

Uno de los principales frenos productivos es la fragmentación de la cadena de suministro. La inversión en plantas de prefabricación de alto volumen requiere una demanda sostenida y estandarizada, algo que el mercado chileno, con su predilección por la personalización y la falta de economías de escala robustas, aún no garantiza plenamente. El factor cultural también juega un rol preponderante; existe una resistencia inherente a ‘lo prefabricado’ por parte de algunos consumidores y, en ocasiones, por parte de la mano de obra tradicional, que percibe estas metodologías como una amenaza o requiere una re-capacitación que no siempre se ofrece adecuadamente. Casos emblemáticos, como algunos proyectos de construcción de escuelas post-desastre natural que optaron por la modularidad, mostraron eficiencia en los tiempos, pero a menudo enfrentaron críticas sobre la calidad percibida de los acabados o la durabilidad a largo plazo en comparación con la construcción tradicional, alimentando un escepticismo inicial.

Desde una perspectiva productiva, la industrialización ofrece claras ventajas en control de calidad, reducción de residuos en obra (hasta un 70% menos en algunos casos, según estudios globales), y mitigación de la escasez de mano de obra calificada. Sin embargo, su implementación exitosa en Chile no pasa por una mera importación de modelos, sino por una adaptación crítica y estratégica. Esto implica una mayor inversión en I+D local, la estandarización de componentes, la formación de capital humano con nuevas competencias y una articulación más robusta entre la demanda pública y la oferta privada. Solo así la construcción industrializada trascenderá de ser una ‘tendencia aspiracional’ a una ‘estrategia productiva consolidada’ en el panorama chileno.

Copyright @ Arquitecturar 2025
Acerca de este sitio