Desaladoras: El Futuro del Agua Potable en un Mundo Sediento
12/04/2025 l Obra pública
El avance tecnológico en desalación promete transformar el acceso al agua potable en regiones vulnerables.
En un contexto global donde la escasez de agua se ha convertido en un desafío apremiante, las plantas desaladoras emergen como una solución viable para garantizar el abastecimiento de agua potable. Según datos de la Asociación Internacional de Desalación (IDA), la capacidad instalada de desalación ha crecido un 50% en la última década, alcanzando los 100 millones de metros cúbicos diarios en 2023. Este crecimiento es especialmente notable en regiones áridas como Oriente Medio y el norte de África, donde la dependencia de esta tecnología ha aumentado para enfrentar el estrés hídrico. En Chile, donde el cambio climático ha alterado los patrones de precipitación, el uso de desaladoras se presenta como una alternativa estratégica para asegurar el suministro de agua en comunidades costeras y agrícolas.
En el ámbito laboral, este avance en la tecnología de desalación ha generado un impacto significativo en la creación de empleo. Se estima que cada planta desaladora de tamaño medio genera alrededor de 250 empleos directos durante su construcción y otros 50 empleos permanentes en su operación. A nivel global, la industria de la desalación ha visto un aumento constante en la inversión, superando los 15 mil millones de dólares en 2023, lo que augura un futuro prometedor para la creación de nuevas oportunidades laborales. Sin embargo, la implementación de estas tecnologías también plantea desafíos, como la necesidad de energía sostenible para su funcionamiento y la gestión de los salmueras generados. Con una perspectiva de sostenibilidad, el futuro de la desalación se presenta no solo como una solución a la crisis del agua, sino también como un motor de desarrollo económico y laboral en diversas regiones del mundo.