
03/09/2025 l Tendencias
La **ingeniería estructural innovadora** complementa estos avances con sistemas que disipan la energía de un impacto. Las bases aisladas, los amortiguadores de masa sintonizada y los núcleos sísmicos flexibles no solo protegen la integridad física del edificio, sino que también aseguran su funcionalidad post-evento, reduciendo drásticamente los tiempos de inactividad y los costos de reparación. Las ciudades costeras y fluviales en Países Bajos, pioneras en la gestión hídrica, han integrado el diseño adaptativo con estructuras flotantes y edificios anfibios, así como pavimentos permeables y cubiertas verdes para la gestión de inundaciones urbanas, ofreciendo modelos valiosos para el litoral argentino.
Mirando a **proyecciones a largo plazo**, la convergencia de la inteligencia artificial y el Internet de las Cosas (IoT) está dando forma a la próxima generación de edificios resilientes. Sensores embebidos en la estructura monitorean continuamente su estado, detectando anomalías o debilidades en tiempo real. Los sistemas de gestión inteligente pueden ajustar automáticamente el comportamiento del edificio (ventilación, climatización, seguridad) en respuesta a un evento externo, o incluso predecir riesgos basándose en datos climáticos y sísmicos. La creación de ‘gemelos digitales’ de edificios enteros permite simular escenarios de desastre y optimizar las respuestas antes de que ocurran. Para Argentina, esto implica la necesidad de actualizar los códigos de construcción (como las normativas CIRSOC) para incorporar estas tecnologías y metodologías de diseño, fomentando una colaboración más estrecha entre el sector público, la academia y la industria.
La inversión en resiliencia ya no es un costo adicional, sino un componente esencial de la viabilidad económica. Estudios globales demuestran que cada dólar invertido en mitigación de desastres puede ahorrar entre cuatro y once dólares en recuperación. Para nuestra nación, esto significa proteger no solo vidas, sino también la infraestructura productiva, la cadena de suministro y el empleo. La visión a futuro contempla un paisaje arquitectónico donde los edificios no solo soportan los embates de la naturaleza, sino que interactúan con ella, adaptándose y recuperándose con una eficiencia que asegura la continuidad de nuestra sociedad.