El Peligro Inminente: La Desconexión del Ladrillo Tradicional en Uruguay
La escasez de mano de obra calificada en el sector tradicional es una crisis silente que se agrava. El perfil del albañil y los oficios afines en Uruguay revela una población envejecida y una falta de renovación generacional. Las constructoras tradicionales enfrentan dificultades crecientes para encontrar personal idóneo, lo que eleva los salarios y reduce la eficiencia. Los sistemas en seco, por su parte, demandan un tipo de habilidad distinto, más técnico e industrializado, que permite una formación más rápida y un rendimiento más homogéneo. La no adaptación a esta realidad significa que las empresas tradicionales no solo pagarán más por menos eficiencia, sino que su capacidad operativa quedará severamente limitada por la disponibilidad de recursos humanos, un riesgo estratégico intolerable a mediano plazo.
Desde una perspectiva empresarial, el capital busca eficiencia y rentabilidad a corto y mediano plazo. Los inversores nacionales e internacionales están observando la performance del sector uruguayo. Mientras otras naciones de la región y a nivel global abrazan la industrialización de la construcción para acelerar proyectos y reducir riesgos, Uruguay corre el peligro de quedarse atrás, perdiendo flujos de inversión que se decantarán por mercados más ágiles. La incapacidad de ofrecer proyectos con plazos y costos predecibles, inherente a la variabilidad de la construcción tradicional, aleja la posibilidad de atraer mega-proyectos o capitales que exigen optimización. Esta brecha competitiva no solo afecta a las grandes constructoras, sino que frena el desarrollo de toda la cadena de valor.
Si bien la normativa en Uruguay está tradicionalmente orientada a la construcción húmeda, el vacío o la lentitud en la actualización de marcos específicos para sistemas industrializados es una espada de doble filo. Algunas empresas ven en esta indefinición una excusa para la inacción, sin percatarse de que la seguridad jurídica para la construcción en seco es una necesidad inminente que el mercado y la presión de los actores internacionales demandarán. Aquellas empresas que proactivamente inviertan en certificaciones internacionales y demuestren la viabilidad y seguridad de los sistemas en seco, estarán preparadas para liderar cuando la regulación se ponga al día. Las demás, se enfrentarán a una abrupta barrera de entrada o a costosas adaptaciones de última hora, condenadas a una desventaja insuperable.
El impacto a futuro es claro y desalentador para aquellos que elijan la pasividad. Proyectamos que, para el final de esta década, una porción significativa del mercado de construcción de viviendas unifamiliares, ampliaciones, y ciertos segmentos comerciales y de servicios, será dominada por los sistemas en seco. Las empresas que no hayan diversificado sus capacidades operativas y de oferta, enfrentarán una reducción drástica de su cartera de proyectos, una pérdida de cuota de mercado irrecuperable y, en última instancia, la obsolescencia. La advertencia no es de una simple evolución, sino de una disrupción inminente que exigirá a la dirección empresarial la toma de decisiones estratégicas audaces y urgentes para asegurar su viabilidad en el panorama constructivo del mañana.
Noticias relacionadas
AR
CL
UY













