
La mampostería, basada en bloques cerámicos, de hormigón o ladrillos unidos por mortero, es sinónimo de robustez y tradición. Su principal fortaleza radica en una excepcional resistencia a la compresión, lo que la hace sumamente eficaz para soportar cargas verticales. Desde una perspectiva de seguridad, su alta inercia térmica contribuye a la estabilidad ambiental interior, y su masa confiere una resistencia inherente a impactos localizados. Sin embargo, la resiliencia sísmica de la mampostería requiere un diseño meticuloso y la inclusión de refuerzos estructurales específicos (columnas y vigas de hormigón armado, encadenados) para absorber y disipar energías horizontales. Su peso propio elevado demanda cimentaciones más robustas, y los tiempos de fraguado y secado del mortero implican un proceso más lento y sensible a las condiciones climáticas, aspectos que pueden introducir variables en el cronograma y el control de calidad si no se gestionan rigurosamente.
Desde una perspectiva comparativa, mientras la mampostería tradicional ofrece una sensación de solidez ‘a priori’, el steel framing proporciona una seguridad estructural calculada y demostrable, con una menor susceptibilidad a fisuraciones por movimientos diferenciales del suelo. En Argentina, la adaptación de las normativas (como las actualizaciones de los reglamentos CIRSOC para estructuras de acero y su implementación en diversas jurisdicciones) ha validado la robustez y el rendimiento del steel framing, fomentando su adopción en un mercado que valora cada vez más la eficiencia, la durabilidad y, sobre todo, la seguridad estructural. La elección entre ambos sistemas ya no es meramente una preferencia cultural o estética, sino una decisión informada basada en el análisis técnico de riesgos y beneficios. El panorama emergente de la construcción regional nos impulsa a repensar las metodologías, optando por soluciones que no solo cumplan con la funcionalidad, sino que superen las expectativas en términos de seguridad a largo plazo, brindando a los usuarios la tranquilidad de habitar edificaciones diseñadas para perdurar y proteger.