
Su funcionamiento se basa en la conformación de paneles estructurales que, una vez arriostrados y revestidos, adquieren una gran rigidez. Estos perfiles, con formas típicas de ‘C’ y ‘U’, se atornillan o remachan para crear muros, losas y cubiertas. Los cerramientos externos e internos, así como los techos, se ejecutan con placas de diversos materiales (yeso, cemento, madera, etc.) que cumplen funciones estructurales secundarias, de aislamiento térmico y acústico, y de acabado estético.
Desde una óptica técnica y cualitativa, las ventajas son palpables y relevantes para el desarrollo urbano. Su ligereza reduce las cargas sobre la cimentación, posibilitando ahorros significativos. La precisión dimensional de los componentes fabricados en taller minimiza errores en obra y acelera los tiempos de ejecución, un factor clave en la gestión de proyectos de envergadura pública o privada. Además, su naturaleza incombustible y resistente a plagas, sumada a la facilidad de incorporar sistemas de aislamiento eficientes, lo posiciona como una opción duradera y de bajo mantenimiento. La versatilidad del Steel Framing permite una amplia gama de soluciones arquitectónicas, desde viviendas unifamiliares hasta edificios de múltiples niveles, facilitando además las ampliaciones o modificaciones futuras. Sin embargo, es imperativo señalar que su correcta implementación requiere de una ingeniería de detalle rigurosa y de una mano de obra especializada en el montaje, así como el cumplimiento estricto de las normativas de calidad y seguridad, aspecto que desde el sector gubernamental se monitorea y promueve activamente para asegurar la integridad de las construcciones a nivel nacional, siguiendo estándares globales observados en países con alta adopción como Estados Unidos, Canadá y Australia.