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Sábado, 18 de octubre 2025
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Infraestructura Eléctrica Pública: La Malla que Conecta Chile

|Obra pública
El despliegue de electrolineras de acceso público consolida la hoja de ruta hacia una electromovilidad inclusiva y eficiente en el territorio nacional.
Infraestructura Eléctrica Pública: La Malla que Conecta Chile
El zumbido apenas perceptible de los motores eléctricos ya es una melodía familiar en las calles y carreteras de Chile. En 2025, la visión de una movilidad descarbonizada ha trascendido el mero deseo, materializándose en una expansión considerable de vehículos eléctricos (VE) que circulan por nuestro país. Sin embargo, este progreso no sería posible sin la infraestructura que lo sustenta: las electrolineras públicas. Hace apenas unos pocos años, en el periodo 2020-2022, la adopción de VE se enfrentaba a la incertidumbre derivada de la limitada red de puntos de carga, generando lo que se conocía como ‘ansiedad de autonomía’. Hoy, gracias a una serie de políticas públicas coordinadas y a la inversión tanto estatal como privada, Chile está forjando un entramado de estaciones de carga accesibles, un hito crucial para democratizar la electromovilidad y garantizar su viabilidad a largo plazo, no solo para quienes pueden cargar en casa, sino para toda la ciudadanía.
Infraestructura Eléctrica Pública: La Malla que Conecta Chile
La evolución de la infraestructura de carga pública en Chile ha sido notable. Al cierre de 2024, el país superaba las 600 electrolineras de acceso público distribuidas en su territorio, un salto significativo desde las menos de 100 operativas a principios de 2020. Las proyecciones para finales de 2025 estiman que esta cifra podría aproximarse a las 1.000, un crecimiento impulsado por licitaciones de obra pública y alianzas estratégicas. Regionalmente, la Región Metropolitana sigue concentrando la mayor densidad de puntos, con aproximadamente el 45% del total, pero el avance hacia regiones es un imperativo social y técnico. Regiones como Valparaíso, Biobío y Antofagasta han mostrado un crecimiento exponencial, duplicando su capacidad de carga en los últimos dos años, con un foco especial en corredores interurbanos clave para el transporte de larga distancia y el turismo. El tipo de cargadores también ha evolucionado. Si bien los puntos de carga alterna (AC) de 22 kW siguen siendo predominantes en zonas urbanas y estacionamientos de larga duración, la expansión de cargadores de corriente continua (DC) de carga rápida (50 kW) y ultrarrápida (150 kW o más) en rutas estratégicas ha sido fundamental para aliviar la ‘ansiedad de autonomía’. Datos recientes de la Comisión Nacional de Energía (CNE) indican que el 35% de las nuevas electrolineras instaladas en 2024 corresponden a estaciones de carga rápida DC, un claro indicador de la orientación hacia la eficiencia y la reducción de tiempos de espera para los usuarios. Esta diversificación tecnológica, combinada con un marco regulatorio robusto y la implementación de estándares interoperables, asegura que la inversión en esta obra pública no solo sea una respuesta a la demanda actual, sino una preparación proactiva para un parque vehicular eléctrico que se estima superará las 80.000 unidades para 2030, cimentando una infraestructura resiliente y al servicio de la sociedad.

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