
31/08/2025 l Tendencias
Desde la perspectiva de Recursos Humanos, la capacidad de ofrecer un ambiente que soporte la fluidez entre la vida personal y profesional se ha convertido en un diferenciador competitivo crucial. Un informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) sobre preferencias laborales, publicado a fines de 2024, indicaba que el 72% de los profesionales argentinos menores de 40 años priorizan la flexibilidad y la posibilidad de un esquema híbrido al evaluar una propuesta laboral. Este dato subraya la necesidad imperativa de que los empleadores consideren la vivienda como una extensión del espacio de trabajo, o al menos, que el diseño urbano facilite esta convergencia.
Las proyecciones a largo plazo son contundentes. Expertos del Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat estiman que para 2035, hasta un 50% de la población activa en las principales urbes argentinas podría estar involucrada en algún tipo de esquema de trabajo híbrido o remoto, lo que exigirá una infraestructura edilicia y urbana radicalmente distinta. Esto no solo implica rediseñar interiores, sino también repensar la conectividad, los servicios de proximidad y el uso mixto del suelo en la planificación urbana. El desafío reside en generar entornos que no solo sean funcionales, sino también psicológicamente saludables, evitando la disolución completa de los límites entre ocio y productividad. La inversión en acústica, ergonomía doméstica y soluciones de privacidad se perfila como clave para optimizar estos entornos, marcando una hoja de ruta para arquitectos, desarrolladores y gestores de talento en la próxima década.