10/04/2025 l Interés General
La clave de un rascacielos radica en su estructura. Generalmente, se construyen con un núcleo central que alberga ascensores y escaleras, rodeado por una serie de marcos perimetrales que distribuyen el peso y soportan las cargas laterales provocadas por el viento. Este diseño no solo garantiza la estabilidad del edificio, sino que también permite que se construyan alturas cada vez más impresionantes. En un contexto internacional, un estudio de la Universidad de Cambridge reveló que el uso de materiales ligeros y altamente resistentes, como el acero y el hormigón reforzado, ha permitido que los arquitectos alcancen nuevos horizontes. Sin embargo, este avance técnico también plantea interrogantes sobre el consumo energético y la sostenibilidad de estas estructuras en el futuro.
Por tanto, la estructura de un rascacielos en el futuro no solo será una maravilla de la ingeniería, sino un símbolo de responsabilidad energética. A medida que avanzamos hacia el 2030, es fundamental que sigamos cuestionando cómo estas estructuras pueden coexistir con el medio ambiente, convirtiéndose en parte de una solución más amplia en la lucha contra la crisis climática. En última instancia, la danza vertical de nuestros rascacielos debe estar alineada con la armonía de nuestro ecosistema.