27/10/2024 l Infraestructura
La infraestructura eléctrica está cambiando: cada vez más ciudades están apostando por soterrar los cables de electricidad, una medida que mejora el paisaje urbano y ofrece mayor seguridad.
Con el crecimiento de las ciudades y la preocupación por la calidad de vida urbana, una tendencia que está ganando fuerza en todo el mundo es la instalación subterránea de los cables de electricidad. Esta decisión, tomada por razones tanto estéticas como funcionales, responde a la necesidad de liberar a las ciudades de la maraña de cables que suele cruzar calles y avenidas, y que ha sido un elemento constante en el paisaje de los espacios públicos durante décadas.
Uno de los motivos principales para soterrar los cables eléctricos es mejorar la estética urbana. En muchas ciudades, especialmente en aquellas con grandes cascos históricos o de interés turístico, las redes de cables aéreos interrumpen la visibilidad de monumentos, edificios históricos y parques. Esta maraña de cables, además de perjudicar el paisaje, reduce la armonía visual, creando una sensación de saturación en las calles.
Al optar por un sistema subterráneo, las ciudades recuperan la limpieza de su paisaje urbano. Esto permite que los ciudadanos y visitantes puedan disfrutar de la arquitectura y de los espacios al aire libre sin obstrucciones visuales. La infraestructura subterránea no solo embellece el entorno, sino que también agrega un valor estético y funcional a las ciudades, que empiezan a percibirse más organizadas y cuidadas.
Además de los beneficios visuales, soterrar los cables de electricidad tiene importantes ventajas en términos de seguridad. Los cables aéreos son especialmente vulnerables a las inclemencias del tiempo, como tormentas eléctricas, huracanes y vientos fuertes, que pueden dañarlos o incluso derribarlos. Esto no solo interrumpe el suministro de energía, sino que también puede generar situaciones peligrosas si los cables caen sobre áreas transitadas.
El soterramiento de cables reduce significativamente estos riesgos. Al estar protegidos bajo tierra, los cables son menos susceptibles a daños por condiciones climáticas extremas, lo que hace que el sistema eléctrico sea más confiable y resistente. En zonas propensas a terremotos, huracanes y otros desastres naturales, esta medida no solo ayuda a mantener el servicio eléctrico, sino que también protege la infraestructura de energía, evitando reparaciones costosas y reduciendo el riesgo de accidentes.
El soterramiento de cables también tiene un impacto positivo en el medio ambiente. Al evitar el uso de postes y estructuras visibles, se reduce la cantidad de materiales que deben mantenerse expuestos a la intemperie. Además, el soterramiento de cables facilita la incorporación de tecnologías modernas, como los sistemas de energía renovable, que pueden integrarse de forma más eficiente en redes subterráneas.
En ciudades con una fuerte apuesta por la sostenibilidad, el soterramiento de cables también responde a la necesidad de adaptar la infraestructura eléctrica para un futuro más verde y menos invasivo. Las ciudades que buscan alcanzar objetivos de neutralidad de carbono pueden beneficiarse al reducir el mantenimiento y mejorar la integración de sus redes de energía con otras infraestructuras urbanas, como el transporte público o los sistemas de iluminación eficiente.
A pesar de sus numerosos beneficios, el soterramiento de cables también enfrenta desafíos. El proceso de instalación subterránea es complejo y costoso, especialmente en ciudades grandes con infraestructuras ya consolidadas. Además, implica realizar excavaciones en áreas urbanas, lo que puede provocar interrupciones en el tráfico y afectar temporalmente a residentes y comerciantes.
Otro factor a considerar es el mantenimiento. Si bien los cables subterráneos son menos vulnerables a daños externos, cualquier problema de mantenimiento o reparación es más complicado, ya que el acceso es más difícil y las obras para reparar un fallo pueden prolongarse más que con las instalaciones aéreas. Por ello, los gobiernos locales deben evaluar cuidadosamente los costos y beneficios antes de tomar decisiones sobre el soterramiento de cables.
La tendencia de soterrar cables está marcando una pauta para las ciudades del futuro. A medida que la tecnología avanza, se espera que las infraestructuras subterráneas se vuelvan más eficientes y accesibles en términos de costos, haciendo posible que más ciudades opten por esta solución. Algunas metrópolis, como París y Singapur, ya tienen redes subterráneas extendidas, mientras que otras, como Nueva York y Tokio, están en proceso de ampliar sus sistemas eléctricos subterráneos.
La ciudad del futuro, sin duda, será aquella en la que el equilibrio entre funcionalidad y estética predomine. Con los cables fuera de vista, los ciudadanos podrán disfrutar de entornos urbanos más armoniosos y seguros, mientras que la infraestructura de servicios se integra de manera casi invisible en el espacio público. Este cambio hacia infraestructuras menos visibles y más sostenibles es un paso fundamental hacia un desarrollo urbano más ordenado y preparado para los desafíos de un mundo en constante cambio.
El soterramiento de cables es un cambio que beneficia a todos, desde los peatones que pasean por calles más limpias, hasta los técnicos que enfrentan menos problemas por eventos climáticos extremos. Un nuevo paso hacia una ciudad que cuida tanto de su apariencia como de su seguridad.