
31/08/2025 l Obra pública
La génesis de los BRT nos lleva a Curitiba, Brasil, en 1974, con su visionario sistema RIT (Red Integrada de Transporte). Lo que comenzó como una solución práctica –autobuses articulados en carriles exclusivos con pago anticipado y estaciones a nivel– ha evolucionado exponencialmente. Este modelo pionero sentó las bases para sistemas mucho más complejos y tecnificados. En los 90, Bogotá replicó y escaló el concepto con TransMilenio, demostrando que los BRT podían mover volúmenes de pasajeros comparables a un metro, con una fracción de la inversión. Hoy, TransMilenio atiende a cerca de 2.4 millones de usuarios diariamente, una cifra que subraya su capacidad masiva. Esta evolución inicial desató una ola de implementaciones, desde urbes asiáticas como Guangzhou, China, cuyo BRT transporta más de un millón de personas al día con integración multimodal, hasta metrópolis europeas como Estambul, con su extenso Metrobus. La clave de su éxito radica en una combinación de infraestructura dedicada (carriles exclusivos, estaciones cerradas), tecnología de vehículos (buses articulados y biarticulados, ahora con creciente electrificación) y, crucialmente, sistemas de gestión inteligente (ITS).
Mirando hacia las tendencias futuras, la escena es aún más estimulante. La electrificación de las flotas BRT ya no es una novedad, con ciudades como Santiago de Chile y Buenos Aires incorporando paulatinamente buses eléctricos a sus corredores, reduciendo drásticamente la contaminación sonora y del aire. Pero la frontera tecnológica se expande: la autonomía vehicular está llamando a la puerta. Proyectos piloto en diversas partes del mundo exploran buses BRT autónomos, prometiendo optimización de convoyes, mayor seguridad y una gestión de rutas hiper-eficiente. La integración de la Inteligencia Artificial para la gestión dinámica del tráfico, la optimización de frecuencias basada en la demanda en tiempo real y la predicción de patrones de uso, es el siguiente gran paso. Además, la fusión con la micromovilidad y otros modos de transporte a través de plataformas unificadas de ‘Movilidad como Servicio’ (MaaS) posiciona a los BRT no solo como un eje central, sino como un eslabón vital en un ecosistema de transporte más amplio y conectado. La factibilidad de estos corredores, más allá de la infraestructura, reside en su capacidad de adaptarse y capitalizar la tecnología para forjar ciudades más conectadas, limpias y, sobre todo, funcionales.