La luz, antes un elemento meramente funcional, se ha consolidado en la Argentina del 2025 como el pincel esencial en la paleta del arquitecto contemporáneo. Ya no se trata solo de iluminar un espacio, sino de modelarlo, dotarlo de carácter, influir en la percepción y el bienestar de sus ocupantes. En los últimos cinco años, el panorama de la iluminación arquitectónica en nuestro país ha experimentado una transformación acelerada, impulsada por avances tecnológicos sin precedentes que prometen llevar la experiencia constructiva a nuevos horizontes. Este reporte profundiza en las tendencias más relevantes que están encendiendo el sector.
El epicentro de esta evolución radica en la madurez y diversificación de la tecnología LED. Los diodos emisores de luz no solo consolidaron su supremacía en eficiencia energética, con proyectos que reportan ahorros de hasta un 70% comparado con sistemas convencionales, sino que ahora ofrecen una versatilidad cromática y direccionalidad impensables. La implementación de sistemas ‘tunable white’ y RGBW, que permiten ajustar la temperatura de color y la intensidad lumínica a lo largo del día, es ya una característica estándar en edificios corporativos de Buenos Aires y desarrollos residenciales premium en Córdoba y Rosario. Esta capacidad de adaptación busca emular los ciclos de luz natural, favoreciendo el ritmo circadiano de los usuarios y mejorando la productividad y el confort, un enfoque conocido como Iluminación Centrada en el Ser Humano (HCL, por sus siglas en inglés), que, según un informe reciente del Colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires, ya se incorpora en el 20% de los nuevos proyectos de gran escala.
Más allá del hardware, la verdadera alquimia ocurre en los sistemas de control inteligente. Protocolos como DALI 2.0 y la integración con plataformas IoT (Internet de las Cosas) permiten la creación de escenarios lumínicos dinámicos, personalizados y predictivos. La inteligencia artificial está emergiendo como un catalizador, procesando datos de ocupación, luz natural y preferencias del usuario para optimizar el consumo energético y la atmósfera. Proyectos piloto en el polo tecnológico de Bariloche y en distritos de innovación en CABA están explorando algoritmos de aprendizaje automático para sistemas de iluminación adaptativa que ajustan la luz en tiempo real, anticipándose a las necesidades del ambiente. Asimismo, la miniaturización y la capacidad de integrar fuentes de luz de manera invisible en materiales y superficies están abriendo puertas a conceptos arquitectónicos donde la luz emana directamente de paredes, techos o mobiliario, difuminando los límites entre la estructura y la iluminación. Esta perspectiva nacional subraya no solo la adopción de estas innovaciones, sino también el compromiso de la industria y la academia argentinas con el desarrollo de soluciones lumínicas que elevan la calidad espacial y la eficiencia operativa.