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Moho en el Hogar: Un Gasto que se Puede Evitar

07/09/2025 l Interés General

Desde la experiencia argentina, cómo la prevención inteligente te ahorra dolores de cabeza y miles de pesos al combatir este enemigo silencioso.
Moho en el Hogar: Un Gasto que se Puede Evitar


           

Recordamos aún las cifras alarmantes que, hasta hace no tanto, revelaban el impacto económico del moho en los hogares argentinos. Para quienes viven o invierten en construcción en nuestro país, la humedad y su consecuencia más visible –el moho– no solo representan un problema estético o de salubridad. Históricamente, han sido un verdadero agujero negro para el bolsillo familiar y una depreciación silenciosa del valor inmobiliario. Hoy, en 2025, si bien la conciencia ha crecido, es crucial repasar esas lecciones aprendidas y aplicar estrategias contundentes para blindar los espacios más vulnerables: baños y cocinas. No nos engañemos, nadie quiere gastar en parches ni ver cómo el valor de su propiedad se escurre entre manchas verdosas. Los estudios que circularon a principios de esta década eran claros: una vivienda promedio en Argentina podía incurrir en gastos de reparación por moho que oscilaban entre los $50.000 y $200.000 pesos argentinos (cifras ajustadas por inflación, claro) por evento, dependiendo de la magnitud del daño y la zona afectada. Y eso sin contar los costos indirectos en salud o la devaluación del inmueble. Hablamos de una inversión forzada, no planificada, que anualmente afectaba a miles de familias. La buena noticia es que la mayoría de estos problemas son *prevenibles*, y la prevención, amigos y colegas del sector, es muchísimo más barata que la cura.

Moho en el Hogar: Un Gasto que se Puede Evitar


           

¿Cómo evitar que tu propiedad sea parte de esa estadística? La clave es una gestión activa de la humedad. Primero, **ventilación**: es la medida más básica y a menudo subestimada. Abrir ventanas después de ducharse o cocinar por 10-15 minutos es costo cero. Para los espacios interiores sin ventilación natural, la instalación de extractores de aire eficientes (sí, es una inversión inicial, pero piensa en el ahorro a largo plazo en reparaciones y en tu cuenta de luz por no tener que secar el ambiente con calefacción extra) es fundamental. Las normativas constructivas locales ya los exigen en nuevos desarrollos, pero es un *retrofitting* que vale la pena en construcciones antiguas. Segundo, **sellado impecable**: las juntas de azulejos y las siliconas alrededor de bañeras y piletas no son meros detalles estéticos. Un sellado defectuoso es una puerta de entrada para la humedad estructural, y ahí sí que el costo se dispara. Revisarlos y reponerlos cada pocos años es una inversión mínima. Tercero, **materiales inteligentes**: si estás en una remodelación, opta por pinturas anti-hongos y placas de yeso resistentes a la humedad en baños y cocinas. La diferencia de precio es marginal frente a la tranquilidad y durabilidad que ofrecen. Finalmente, la **limpieza regular** y el **monitoreo** son tus aliados: limpiar las superficies propensas con productos específicos no solo mantiene a raya los gérmenes, sino que impide el desarrollo inicial del moho, un problema que una vez establecido, es mucho más difícil y caro de erradicar. Un pequeño higrómetro, esos aparatos que miden la humedad, te puede dar una alerta temprana por pocos pesos.

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