
Datos recientes del Observatorio de Obra Pública de la Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO) indican que, durante 2023, el 18% de los proyectos de obra pública licitados en provincias con alta densidad urbana, como Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, incluyeron partidas presupuestarias específicas para intervenciones artísticas. Esta cifra representa un incremento del 7% respecto al quinquenio anterior, señalando una tendencia creciente pero gestionada con precaución. La Región Metropolitana de Buenos Aires (RMBA), por ejemplo, ha visto cómo proyectos de mejora de corredores viales y espacios verdes han incorporado más de 50 murales de gran formato en los últimos tres años, muchos de ellos ejecutados en colaboración con colectivos de artistas locales y asociaciones vecinales.
La cautela gubernamental se manifiesta en la estandarización de procesos de selección y contratación de artistas, la búsqueda de un equilibrio entre la libertad creativa y el mensaje institucional, y la consideración del mantenimiento y durabilidad de las obras. Se busca evitar que estas intervenciones sean vistas como meros embellecimientos superficiales, sino como componentes integrales que fortalecen la identidad del lugar y promueven la seguridad a través de la apropiación comunitaria. Los programas piloto implementados en algunas ciudades de la Patagonia y el Litoral han demostrado que la participación ciudadana en la conceptualización de las obras no solo mejora su aceptación, sino que reduce significativamente el vandalismo posterior, con una disminución promedio del 25% en incidentes reportados en áreas con arte participativo frente a aquellas sin intervención.