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Domingo, 2 de noviembre 2025
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Verticales Compuestas: El Diseño Multifunción en las Alturas Regionales

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De la torre monolítica a la ciudad vertical: cómo la integración de usos redefine el horizonte argentino, con una mirada cautelosa a su gestación tecnológica.
Verticales Compuestas: El Diseño Multifunción en las Alturas Regionales
Hace no mucho tiempo, pensar en un rascacielos evocaba imágenes claras: una mole de cristal y acero dedicada exclusivamente a oficinas corporativas, o bien un bloque residencial que punteaba el cielo con balcones uniformes. Pero esa visión, ya lo notamos en 2025, está virando. En nuestras ciudades, desde Buenos Aires hasta Córdoba y Rosario, está emergiendo un tipo de edificio que desafía la especialización unifuncional: los rascacielos híbridos de usos mixtos. No es una moda pasajera, sino una tendencia que se asienta en necesidades urbanas complejas y avances tecnológicos que, con la debida cautela, prometen optimizar el espacio y la vida en altura.
Verticales Compuestas: El Diseño Multifunción en las Alturas Regionales
Si hacemos un pequeño repaso, la historia de nuestras torres más emblemáticas es la de la segmentación. Tuvimos la era de los grandes edificios bancarios o de servicios en el centro porteño, seguidos por los grandes conjuntos residenciales que colonizaban las avenidas principales. La idea de combinar usos bajo un mismo techo no es totalmente nueva; los viejos edificios con locales comerciales en planta baja y viviendas arriba son un ancestro lejano. Sin embargo, lo que vemos hoy es un salto cualitativo y cuantitativo impulsado por la tecnología y la coyuntura urbana.

El verdadero cambio comienza a gestarse con la maduración de sistemas constructivos más eficientes y, sobre todo, con la evolución de la gestión edilicia inteligente. Hablamos de ascensores de doble cabina, sistemas de climatización zonificados capaces de atender demandas energéticas distintas para oficinas, residencias o comercios, y plataformas de seguridad y control de acceso que permiten la convivencia de múltiples ecosistemas en un mismo ‘mueble urbano’. La integración de la domótica y la inmótica ha pasado de ser un lujo a una necesidad para que estas estructuras operen con cierta coherencia y eficiencia. Sin estos cerebros digitales, un rascacielos de usos mixtos sería un caos logístico.

En la Argentina, proyectos como el ‘Dique Cero’ en Puerto Norte, Rosario, o las intenciones de desarrollo en el Distrito 22@ de Buenos Aires, nos muestran los primeros pasos firmes. No hablamos solo de poner un supermercado en la planta baja de un edificio de departamentos. La complejidad radica en superponer y entrelazar funciones: pisos residenciales con sus propias amenities, módulos de oficinas con accesos diferenciados y áreas de coworking, espacios culturales o de ocio que atraen al público externo, e incluso pequeños hoteles o aparts. Todo esto, diseñado para funcionar armónicamente sin que un uso interfiera negativamente con el otro. El desafío tecnológico aquí no es solo estructural, sino de circulación vertical y horizontal, de insonorización, de gestión de residuos y, crucialmente, de eficiencia energética para usos tan dispares.

Mirando hacia adelante, las proyecciones indican que esta tendencia solo crecerá. La presión por la densificación urbana en las grandes urbes argentinas, sumada a la búsqueda de soluciones para una mejor calidad de vida –menos viajes, más servicios a mano–, empuja a los desarrolladores a considerar estas ‘ciudades verticales’. Sin embargo, hay que ser cautos. La implementación de estas megaestructuras requiere de una planificación urbana y una infraestructura de servicios (agua, electricidad, transporte público en las cercanías) que no siempre está a la altura. Además, la normativa local aún se está adaptando a la complejidad de estos edificios. ¿Cómo se regulan los distintos coeficientes de uso? ¿Cómo se gestionan las expensas comunitarias con tantos actores distintos? Estas son preguntas que los urbanistas y legisladores de 2025 todavía estamos descifrando. El potencial es innegable, pero su éxito a largo plazo dependerá de una integración tecnológica inteligente y una planificación holística que vaya más allá del mero apilamiento de funciones.

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