
La mirada de la arquitecta Andrea Baldoni: precisión, creatividad y nuevos procesos para transformar la obra antes de construirla

La arquitectura está atravesando un cambio de época. Así como el lápiz cedió lugar al Autocad, y el Autocad a los modelos BIM, hoy la inteligencia artificial (IA) se convierte en una herramienta que redefine el modo de diseñar, proyectar y acompañar a los clientes.
Para la arquitecta Andrea Baldoni, este avance no implica reemplazar el oficio, sino ampliar sus posibilidades: potenciar lo humano mediante tecnología capaz de acelerar tiempos, mejorar la comunicación y anticipar decisiones clave antes de colocar un solo ladrillo.
La IA ya no es un recurso futurista: forma parte del presente. Con sólo unas pocas indicaciones, los arquitectos pueden generar imágenes hiperrealistas que muestran cómo será un proyecto terminado aun cuando la obra recién esté empezando. Esto permite que el cliente visualice con claridad, tome decisiones con mayor seguridad y participe más activamente del proceso.

Uno de los aportes más fuertes de la IA es su capacidad para mostrar escenarios concretos sobre espacios que aún están en etapa de obra.
Baldoni lo demuestra con un caso reciente: una cocina que se encuentra apenas en su primera etapa constructiva, todavía sin instalaciones completas, terminaciones ni mobiliario.
La arquitecta tomó esta base real, todavía cruda, y mediante IA generó dos propuestas totalmente distintas:
Una cocina luminosa, con muebles laqueados en blanco, detalles negros y un aire atemporal que combina calidez con elegancia.

Una opción más contemporánea, donde domina la madera, las líneas puras y una estética cálida y funcional.

Para el cliente, estas representaciones funcionan como un viaje al futuro: permiten comparar estilos, evaluar materiales, imaginar la iluminación y tomar decisiones antes de invertir tiempo y recursos en obra.
Para el profesional, en cambio, significan tiempos optimizados, mayor precisión y una comunicación más clara, reduciendo dudas y malentendidos.
Según Baldoni, la IA acelera etapas que antes demandaban horas de modelado y postproducción. Esto no reemplaza al arquitecto: lo libera de tareas repetitivas para enfocarse en lo esencial: interpretar emociones, hábitos, modos de habitar y deseos del cliente.
Entre los cambios más notorios:
Renders instantáneos: imágenes realistas generadas en segundos.
Simulaciones energéticas y lumínicas: análisis predictivos para mejorar eficiencia y confort.
Detección anticipada de problemas: prever patologías o errores antes de construir.
Participación activa del cliente: ver versiones múltiples de un mismo espacio y elegir con precisión.
La IA también abre un camino clave hacia la sustentabilidad: permite calcular consumos, reducir desperdicios y medir la huella ambiental de una obra antes de ejecutarla.
Como todo cambio, plantea preguntas:
¿Dónde queda la sensibilidad humana cuando una máquina puede generar formas?
¿Quién es el autor real de una imagen generada por IA?
Para Baldoni, la respuesta es clara: la IA es un soporte, no un reemplazo.
La mirada crítica, el criterio espacial, la comprensión del habitar y la interpretación de cada cliente siguen siendo exclusivamente humanos.
“La IA no viene a sustituir al arquitecto. Viene a potenciarlo. A darnos más herramientas para crear, explicar y acompañar.”, señala la profesional.
Cada época dejó su marca: las catedrales medievales expresaron fe, los rascacielos industriales simbolizaron poder, las casas minimalistas buscaron simplicidad.
Hoy, la arquitectura entra en una etapa híbrida, donde la creatividad humana se une a la precisión de la inteligencia artificial.
Baldoni lo resume con claridad:
“El futuro será una alianza. La sensibilidad del arquitecto junto a la velocidad y exactitud de la IA. No sólo cambiarán los edificios: cambiará la forma en que vivimos en ellos”.
Todas las semanas te enviaremos una selección de las obras y noticias más destacadas de arquitectura, diseño y construcción.
Copyright @ Arquitecturar 2025
Acerca de este sitio