
10/09/2025 l Interés General
Las causas son variadas y, a menudo, interconectadas. Un culpable recurrente es el **asentamiento diferencial del suelo**. No es lo mismo construir sobre suelo rocoso que sobre arcilla expansiva o rellenos no compactados, situaciones muy comunes en nuestra geografía pampeana y del litoral. Un estudio de suelos riguroso, que antes se consideraba un ‘lujo’, hoy es una inversión fundamental y el primer paso ineludible. Luego, están los **cambios volumétricos de los materiales**, fenómenos de dilatación y contracción que todos los elementos (hormigón, mampostería, revoques) experimentan con las fluctuaciones de temperatura y humedad. ¿Te imaginas un verano abrasador seguido de un invierno crudo? Esa es una prueba de fuego para cualquier estructura si no se previeron juntas de dilatación adecuadas, algo que generaciones pasadas a menudo subestimaban.
Pero también existen los **vicios constructivos**: la mezcla incorrecta del hormigón, un curado insuficiente, la falta de refuerzos en puntos críticos como las aberturas de puertas y ventanas, o la omisión de cimientos bien dimensionados. Aquí, la calidad de la mano de obra y la supervisión profesional son insustituibles. Una anécdota común en la región Mercosur es el ‘ahorro’ en materiales o tiempos de fraguado, que a la larga se convierte en un costo mucho mayor.
Mirando hacia el futuro, el 2025 y más allá, la buena noticia es que no estamos de brazos cruzados. La **tecnología de materiales** avanza a pasos agigantados. Ya se investigan los **materiales autocicatrizantes**, concretos y polímeros que contienen cápsulas con agentes reparadores que se liberan al detectarse una fisura, cerrándola antes de que se propague. No es ciencia ficción, es una realidad en desarrollo que promete reducir drásticamente los costos de mantenimiento.
Además, la **monitorización estructural** está cobrando un protagonismo vital. Sensores inalámbricos integrados en la estructura pueden detectar cambios minúsculos en tensión o deformación mucho antes de que se manifiesten grietas visibles, alertando a los gestores del edificio para intervenir preventivamente. La adopción de metodologías BIM (Building Information Modeling) no solo optimiza el diseño, sino que permite simular comportamientos estructurales bajo diversas cargas y condiciones climáticas extremas, ayudando a diseñar edificaciones más resilientes, una necesidad creciente dado el cambio climático en la región.
En el ámbito regional, una tendencia clave es la **armonización de normativas y la profesionalización**. En Mercosur, la colaboración en estándares de calidad y la capacitación continua de la mano de obra son fundamentales para elevar el nivel general de la construcción y reducir la incidencia de estas ‘cicatrices’. El intercambio de experiencias entre Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay en zonas con desafíos climáticos o sísmicos similares es invaluable.
En definitiva, evitar las grietas no es un acto mágico, sino la suma de decisiones correctas: un buen estudio previo, un diseño estructural robusto, materiales de calidad, una ejecución impecable y, cada vez más, la incorporación de tecnologías de vanguardia. Porque una pared sin grietas no es solo una pared bonita; es una pared que habla de una inversión inteligente y de una edificación pensada para durar.