
Estudios recientes de la Cámara de Diseño de Uruguay (CDU) indican que el 65% de los proyectos de interiorismo de alto perfil en Montevideo durante 2024 incorporaron al menos un elemento artesanal de origen local, lo que representa un incremento del 20% respecto a 2022. Este dato subraya una clara preferencia de los consumidores y diseñadores por piezas que doten de singularidad y carácter a los ambientes. Desde textiles de lana de oveja que rescatan patrones tradicionales, hasta mobiliario con detalles en cuero curtido artesanalmente o luminarias que fusionan la cerámica con estructuras metálicas minimalistas, la paleta de materiales y técnicas es vasta y en constante evolución. La lana, el cuero, la madera nativa como el lapacho y el guayubira, y la cerámica gres, son protagonistas indiscutibles, cada uno aportando una narrativa y una textura únicas que enriquecen la experiencia espacial.
Una encuesta de consumo realizada por ‘Mercado & Tendencias’ revela que el 78% de los uruguayos valora la inclusión de elementos artesanales en sus hogares, y un 45% estaría dispuesto a pagar un premium del 10-25% por productos que garanticen autenticidad y origen local. Esto se debe no solo a la estética, sino también a la percepción de durabilidad, historia y, en muchos casos, a las prácticas de producción más sostenibles asociadas a la artesanía. La colaboración entre diseñadores y artesanos se ha intensificado, trascendiendo la mera selección de piezas para convertirse en un proceso cocreativo donde se estudian materiales, se optimizan procesos y se exploran nuevas aplicaciones de técnicas tradicionales, elevando la calidad y la propuesta de valor del producto final. Esta dinámica está configurando una identidad interiorista uruguaya distintiva, resiliente y con un potencial de proyección internacional cada vez más palpable.