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Miércoles, 19 de noviembre 2025
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Talento en la Ruta: El Recurso Humano Motor de la Obra Pública Vial

|Obra pública
Desde los pioneros camineros hasta las especializaciones modernas: un recorrido por la evolución de las habilidades requeridas para construir y mantener la vital red de caminos de nuestro país.
Talento en la Ruta: El Recurso Humano Motor de la Obra Pública Vial
Detrás de cada kilómetro de asfalto y cada puente que conecta nuestras provincias, hay una historia de talento humano en constante demanda y evolución. En ‘Arquitecturar’ solemos hablar de materiales, tecnologías y plazos, pero hoy quiero centrarme en el músculo y el cerebro que hacen posible toda esa ingeniería: las personas. La infraestructura vial argentina, desde sus primeros trazados hasta la sofisticada red actual, siempre ha dependido de una fuerza laboral adaptada a los desafíos de cada época. Mirando el 2025, el sector enfrenta una coyuntura donde la inversión pública en caminos, aunque fluctuante, sigue siendo un pilar, pero la disponibilidad y calidad del recurso humano se ha convertido en un cuello de botella crítico. No hablamos solo de operarios, sino de una cadena que incluye ingenieros especializados, técnicos en nuevas tecnologías, topógrafos, gestores de proyecto y hasta expertos en impacto ambiental y social.
Talento en la Ruta: El Recurso Humano Motor de la Obra Pública Vial
Si hacemos un paneo histórico, las demandas laborales en la obra pública vial han mutado drásticamente. En el siglo pasado, la prioridad era la capacidad física y el manejo de maquinaria básica. Hoy, con la incorporación de sistemas BIM para el diseño y gestión, drones para topografía, y la creciente necesidad de eficiencia y menor huella de carbono, los perfiles que se buscan son mucho más complejos. Estudios recientes de cámaras del sector, como la Cámara Argentina de la Construcción, señalan una brecha de habilidades significativa. Tenemos una generación de profesionales experimentados que se acerca a la jubilación, y una base de jóvenes que, si bien manejan herramientas digitales, a menudo carece de la experiencia práctica o de la formación específica en áreas clave de la ingeniería vial moderna. Esto no es un problema menor; afecta directamente los plazos, la calidad y la seguridad de los proyectos. Programas de formación y reconversión, en conjunto entre el Estado, las universidades y las empresas, son más urgentes que nunca. Necesitamos fomentar vocaciones desde las escuelas técnicas, asegurar prácticas profesionales que realmente vinculen a los futuros profesionales con la realidad de la obra, y ofrecer planes de carrera atractivos que compitan con otros sectores. La infraestructura vial de un país no es solo hormigón y bitúmen; es también la inversión en la gente que la construye y la mantiene, un capital humano que debemos nutrir y desarrollar para que Argentina siga conectándose.

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