Verde Doméstico: Diseñando con Naturaleza Viva
Pero, ¿qué sería de una gran planta sin un buen contenedor? La evolución de los maceteros es un capítulo aparte. Pasamos de las básicas terracotas a una paleta infinita de materiales: cerámica esmaltada artesanal, hormigón pulido que evoca minimalismo industrial, metales con acabados nórdicos, y ojo, el plástico reciclado o bioplástico ya es una opción estéticamente atractiva y súper consciente. La tendencia de hoy no solo busca la belleza, sino la funcionalidad y la sostenibilidad. Vemos maceteros inteligentes que monitorean la humedad y la luz, sistemas de autorriego que nos salvan de olvidos, y diseños modulares que permiten jugar con alturas y composiciones. Los estilos son tan variados como las plantas: desde el ‘less is more’ escandinavo hasta el ‘maximalismo botánico’ con maceteros escultóricos o colgantes que desafían la gravedad.
Mirando hacia adelante, las proyecciones para 2025 y más allá son fascinantes. La integración tecnológica seguirá a la cabeza; esperamos ver más maceteros conectados a sistemas domóticos que rieguen según el clima interior o la especie, ajusten la iluminación e incluso aporten datos sobre la calidad del aire. La investigación en especies que no solo purifican el ambiente, sino que también mejoran el estado de ánimo o incluso producen alimentos (sí, el ‘mini-huerto’ interior se pone cada vez más serio) será un punto clave. En cuanto a los maceteros, la circularidad es el futuro: materiales 100% reciclados, impresión 3D con bioplásticos locales y diseños que se adapten a diferentes etapas de crecimiento de la planta. En definitiva, el interiorismo con plantas se consolidará como una práctica que va más allá de la estética, abrazando el bienestar, la tecnología y una profunda responsabilidad con nuestro planeta.
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