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Edificios Energéticos: La Cuenta Pendiente de la Infraestructura Argentina

31/08/2025 l Arquitectura

El anhelo de construcciones autónomas choca con la burocracia, la inversión y una visión fragmentada del futuro energético del país.
Edificios Energéticos: La Cuenta Pendiente de la Infraestructura Argentina


           

Mientras las ciudades argentinas estiran sus tentáculos verticales y la demanda eléctrica presiona cada vez más, la discusión sobre edificios que se autoabastecen con energías renovables sigue siendo, para muchos, más un eslogan de marketing que una realidad palpable. Es 2025, y si bien el concepto de integración energética en la arquitectura ya no es una novedad, su penetración efectiva en el parque edilicio nacional dista mucho de los números que nos permitirían hablar de un cambio de paradigma. La visión de una infraestructura robusta y resiliente, alimentada por sus propias construcciones, permanece en gran medida en los planos y los discursos.

Edificios Energéticos: La Cuenta Pendiente de la Infraestructura Argentina


           

Estudios recientes del Centro de Estudios Energéticos y Ambientales de Buenos Aires (CEEA) y la Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO), aunque aún preliminares, pintan un panorama que merece una mirada crítica. Fuera de contados proyectos emblemáticos o de desarrollos de alto nivel con un fuerte componente de lujo y marketing, la integración de paneles fotovoltaicos, sistemas eólicos urbanos o geotermia en la obra civil de mediana y gran escala sigue siendo una asignatura pendiente a nivel nacional. La barrera principal no es tecnológica; es multicausal y profundamente arraigada en la coyuntura económica y regulatoria.

El costo inicial, pese a la prometida amortización a largo plazo, actúa como un potente freno para desarrolladores y propietarios. La financiación específica es escasa y no siempre atractiva. A esto se suma un marco regulatorio dispar: mientras algunas provincias han avanzado con leyes de balance neto o incentivos fiscales, otras permanecen estancadas, generando un mosaico de reglas que desincentiva la inversión a gran escala. La falta de un plan nacional coherente y ambicioso en este frente deja a cada proyecto a su suerte.

Por otro lado, la capacitación y el expertise técnico en diseño e instalación de estos sistemas sigue siendo un nicho. No todos los profesionales de la construcción manejan las complejidades de la interconexión a la red o la optimización de los flujos energéticos, lo que genera desconfianza y proyectos subóptimos. Finalmente, la propia infraestructura de distribución energética no siempre está preparada para gestionar flujos bidireccionales de manera eficiente y sin sobresaltos, sumando un obstáculo más a la verdadera autonomía energética de los edificios. En síntesis, la Argentina de 2025 está sentada sobre un potencial inmenso de generar energía desde sus propias estructuras, pero la voluntad política y una estrategia clara aún no logran traducir ese potencial en una infraestructura que verdaderamente cambie la ecuación energética del país.

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